por Estefanía Pavón
Violencia en la escuela
La violencia escolar hace tiempo se ha instalado tanto en la sociedad argentina como en el mundo entero y su incidencia es cada día más creciente. Junto con las tareas, las pruebas y los recreos, muchos alumnos y alumnas deben pasar también el duro examen de la violencia en los establecimientos educacionales.
En la actualidad parece aceptarse con normal que en la escuela un niño o joven se comporte agresivamente, que lleve armas al establecimiento, que robe y que se venda o consuma drogas o alcohol durante las horas de clases.
Según una estadística realizada el año pasado por la Secretaría de Atención de las Adicciones de la provincia de Buenos Aires, el 57 por ciento de los alumnos del polimodal consumían alcohol habitualmente, vale decir no sólo durante el fin de semana. Este porcentaje duplica el de hace cinco años. En tanto, baja de manera significativa la edad del comienzo en el consumo de alcohol. En 2002 se ubicaba entre los 15 y 16 y hoy está entre los 11 y 12.
Pero lo hechos no sólo ocurren dentro de los establecimientos educativos. Estos fenómenos que se vienen sucediendo son la resultante de lo que sucede en los actos políticos que terminan en desmanes, en las canchas de fútbol, en algunos programas de televisión y hasta en algunas familias.
Se estima que:
• Uno de cada cuatro hogares sufre de la violencia intrafamiliar.
• Casi un 70% de los niños reconocen haber sido objeto de maltrato por parte de sus padres o familiares más cercanos.
Todo esto, sin dejar de lado además, a la pobreza, el desempleo, la falta de alimentos, el trabajo infantil, el alcoholismo y la drogadicción que son generalmente identificados como las "causas" de la violencia, pero en realidad deben considerarse factores que contribuyen a crearla.
Es urgente el replanteo de la función de la escuela. No se pueden repetir hechos como los que ocurrieron en Carmen de Patagones en donde murieron tres alumnos por los disparos que efectuó un compañero de 15 años.
Es necesario que todos los miembros de la sociedad (medios de comunicación, políticos, deportistas) y los de la comunidad educativa (padres, alumnos, personal docente y no docente, directivos), realicen un cambio cultural, basado en la consciencia.
La escuela debe recuperar su función. Debe volver a ser la formadora de ciudadanos libres, respetuosos, que defiendan la democracia y que sean capaces de colaborar en la construcción de una sociedad más justa.
Sólo así, educando de acuerdo a valores firmes, las manifestaciones de violencia van a desaparecer de los salones de clases.
Mónica Sánchez Psicóloga y Profesora de Psicología de la adolescencia, analiza esta problemática:
La Situación en las Escuelas
jueves, 16 de octubre de 2008PresentacióN Violencia
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